El miniordenador da mucho placer

¿Otra vez al colegio y en vacaciones? Desde luego, los participantes en el Minitaller Calliope no tenían esa actitud. En cambio, hubo mucha diversión, creatividad, buen humor y música en el programa de tres días. Con la ayuda del ordenador Calliope Mini, cada participante se convirtió en un auténtico desarrollador de juegos. Había varios proyectos entre los que elegir. El cable caliente en la maceta", una "pista de carreras de coches" o un partido de baloncesto como máquina de sumar, había para todos los gustos. Después de realizar la programación e incorporar al proyecto muchas ideas e implementaciones propias de los participantes, se montó el juego con destreza manual y se conectó al Calliope Mini. El momento culminante fue, por supuesto, probarlo al final. ¿Quién conseguía encestar más canastas? ¿Quién podía guiar el cable caliente de un lado a otro sin tocarlo? Se despertó el entusiasmo y la curiosidad de los demás niños de la extraescolar por el estreno y jugar juntos hizo del taller una experiencia especial para todos los participantes.